El 6 y el 7 de febrero dos seísmos de magnitud 7,8 y 7,6, causaron la muerte de al menos 50.000 personas en el sur de Turquía y más de 7.000 en el noroeste de Siria. Más de 100.000 edificios se derrumbaron. Desde entonces, Global Humanitaria ha realizado entregas de productos básicos en Hatay, la región de Turquía más afectada por los terremotos, y ha visitado la zona para conocer algunas de las historias de los supervivientes, así como sus necesidades más acuciantes.
Una de las familias a las que pudimos visitar en su actual refugio es la de Lale. Ella perdió a su marido la madrugada del 6 de febrero, cuando el edificio donde vivía con la mayoría de sus parientes se derrumbó por completo. Tanto ella como sus hermanos, sobrinos y cuñadas pudieron huir. No logró hacerlo su marido debido a los problemas físicos que acarreaba y que le impidieron escapar antes de que el edificio se desplomase.
Durante las siguientes 72 horas, la familia de Lale intentó rescatar, con vida, a su esposo de entre los escombros, pero la falta de ayuda y de las herramientas necesarias lo impidió. No pudieron recuperar su cuerpo hasta dos semanas después de la catástrofe.
Lale y su familia pasaron los tres primeros días a la intemperie. Como centenares de miles de personas, no tenían un refugio donde acudir ni quedaban edificios seguros en pie. Las constantes lluvias y réplicas de los terremotos comprometieron todavía más la salud de los supervivientes.
Finalmente, y ante la imposibilidad de conseguir una tienda de campaña, Lale y siete miembros más de su familia, incluidos dos niños de 8 y 10 años y un bebé, optaron por instalarse en un invernadero con otras diez personas. Una construcción que ponía en grave riesgo su vida debido a la cantidad de gente amontonada en ella y a las altas temperaturas que se alcanzan en su interior. Durante 2 meses vivieron así hasta que el bebé enfermó gravemente y un médico desplazado en la zona les consiguió una tienda de campaña que mejorase sus condiciones.
Aún así, la ausencia de tiendas de campañas y espacios seguros para los supervivientes, obliga a Lale y sus parientes a seguir acudiendo al invernadero cada día para tener más espacio del disponible en la tienda compartida. Una situación que agrava los problemas de infecciones y enfermedades ocasionados por la inexistencia de duchas, lavabos o ropa limpia.
La familia de Lale pasó tres meses vistiendo la misma ropa con la que sobrevivieron, bajo las lluvias, los primeros tres días después del terremoto.
Global Humanitaria en Samandag
Solo en Hatay, perdieron la vida más de 21.000 personas y más de 24.000 resultaron heridas. En esta zona del sur de Turquía, en poblaciones como Samandag (121.109 habitantes) prácticamente el 100% de sus edificios se derrumbaron. Todo ello hizo que su población improvisara campamentos donde decenas de personas se hacinan compartiendo precarias tiendas de campaña que guardan todo lo que tienen. Estas se agolpan a ambos lados de la carretera principal, lo más cerca posible de la ayuda que apenas llega en furgonetas. Las lluvias, la falta de productos de higiene, aseos, duchas o ropa limpia ponen en riesgo la salud de la población.
En ese sentido, Global Humanitaria trabaja con la ong local CYDD identificando las necesidades de las familias, familia, poniendo el foco en la infancia. Allí hemos llevado alimentos, ropa y productos de higiene, como puedes ver en este video: Llevamos ayuda a Turquía: dos meses después del terremoto la emergencia continúa