En Cochabamba trabajamos con 55 familias de siete comunidades quechua para reforzar el acceso y disponibilidad de alimentos esenciales. A ellas les hemos distribuido semillas de cuatro especies de hortalizas (rábano, nabo, remolacha y acelga) para que inicien el proceso de siembra en otros 55 huertos familiares. Así, en la comunidad de Misukani, entregamos 23 bandejas con 2.760 plantas de brócoli, repollo, coliflor y lechuga.
Por otra parte continuamos haciendo seguimiento de huertos escolares y desarrollando las actividades de fortalecimiento a la Alimentación Complementaria Escolar, en 6 escuelas, con la dotación de carne de ternera, pollo y huevos a los comedores (ver imagen).
La insuficiente disponibilidad de alimentos en zonas rurales de Bolivia (el 30% de los hogares declaran tener déficit de disponibilidad de alimentos durante más de tres meses al año), es causa de diversos factores interrelacionados. La producción agropecuaria se ha estancado en los últimos años y el cambio climático afecta la producción y la seguridad alimentaria.
Por otro lado, la alimentación diaria de las familias en la región se basa en carbohidratos (papa, chuño, maíz) que, a pesar de ser los alimentos de mayor accesibilidad, no cubren los requerimientos nutricionales que demanda el organismo, falto de proteínas, verduras, fruta y legumbres. Algunos de los factores que generan ese bajo nivel nutricional son el escaso cultivo de hortalizas; de información sobre los valores nutricionales de los alimentos y el consumo de alimentos con bajo aporte nutricional en proteínas y micronutrientes (fideo, azúcar, arroz, etc.). En Bolivia, la desnutrición crónica afecta a más de 25% (PMA 2024).