El derecho a la educación es uno de los que más puede proteger y ofrecer oportunidades a la infancia. Por eso constituye una de las líneas esenciales en los programas que Global Humanitaria pone en marcha junto a las comunidades con las que trabajamos.
En la isla de Kumirmari y Murshidabad impartimos clases de refuerzo escolar para mejorar las competencias de más de 1.200 niños y niñas, y mantenerlos vinculados a la escuela durante más tiempo. La escuela, la enseñanza, se constituye como espacio protector de matrimonio precoz y del trabajo infantil, sobre todo cuando conseguimos involucrar a las familias y a la comunidad en los cuidados de la infancia en lo relativo a la educación, la salud y la nutrición.
En estas últimas semanas los docentes que participan en nuestro programa, se ocupan de mejorar las habilidades de lectura, escritura y matemáticas en 19 centros educativos. Su participación activa facilita una mejor comprensión de los conceptos, mejora el rendimiento académico y optimiza los resultados generales del aprendizaje de los niños. Son 45 maestros y maestras a quienes también impartimos formación en métodos pedagógicos para facilitar el aprendizaje de sus alumnos. También en higiene, cuidado del medio ambiente y nutrición. Todo ello lo trasladan a los niños y niñas que asisten a clases, y también a las familias con las que organizamos reuniones periódicamente. En Murshidabad, 16 docentes y 45 en Kumirmari constituyen una pieza esencial en nuestro trabajo, porque evalúan con nosotros los avances de los escolares y son el punto de información y promoción de prácticas saludables para toda la comunidad, en una zona donde la pobreza hace a la infancia especialmente vulnerable al trabajo infantil y al matrimonio precoz.